Enorme era el reto que tenían los japoneses
en la década de los años 50´s en los años posteriores a la terminación de la
segunda guerra mundial. Japón había perdido la guerra y tuvo que firmar su
rendición el 15 de Agosto de 1945 aceptando la Declaración de Postdam firmada
por los Estados Unidos, el Reino Unido, la República de China y la otrora Unión
Soviética.
El país había quedado devastado y tenían el
enorme reto de restaurarse y de reactivar su economía nacional a la brevedad
posible. En ese entonces, un gran porcentaje de la población se concentraba en
dos ciudades principalmente: Osaka y Tokio. Todos los días, miles de personas
tenían que trasladarse 500 kilómetros entre los dos centros urbanos teniendo al
tren como principal medio de transporte. Por vía férrea también se movían
importantes cantidades de materias primas para abastecer a las principales industrias
de ambas ciudades. En ese entonces recorrer ese trayecto podía tomar hasta 20
horas.
En 1955, el director del Sistema
Ferroviario retó a los mejores ingenieros de Japón para tener un tren más
rápido, pues tenía claros los enormes beneficios que esto tendría en la
productividad industrial en caso de lograrlo. El ingenio japonés se puso manos
a la obra y varias fueron las propuestas que fueron entregadas. Algunos
lograron presentar un prototipo de tren que podría viajar a poco más de 100
kilómetros por hora. El director mencionó que eso no sería suficiente:
¡Necesitaban al menos un tren que pudiera desplazarse a 200 kilómetros por
hora!
Ante tal magnitud de desafío, los
ingenieros argumentaban que eso era imposible de realizar pues a esa velocidad
era muy probable que el tren se descarrilara al momento de tomar alguna curva
pronunciada.
-¿Por qué los trenes deberían hacer un
recorrido con curvas?- preguntó el director. La respuesta parecía bastante
obvia: en la geografía de Japón abundaban las montañas. Analizaron entonces la
alternativa de construir túneles para atravesar las montañas, pero se dieron
cuenta de que los costos serían sumamente elevados, por lo tanto no era una
alternativa 100% viable. Lejos de darse
por vencidos, los ingenieros japoneses explotaron al máximo su capacidad
creativa y diseñaron vagones con motores propios, reconstruyeron los engranajes
de las maquinarias para reducir la fricción de manera significativa, hicieron
un rediseño total en la estructura de los vagones para disminuir el peso,
mejoraron la aerodinámica y reforzaron las vías para brindar más estabilidad y
velocidad a los vagones.
Después de nueves años de trabajo arduo e
ininterrumpido, en 1964 se puso en marcha el primer Tren-Bala del mundo que era
capaz de alcanzar una velocidad media de 200 kilómetros por hora. El desafío
estaba superado y el Tren-Bala ayudó a impulsar de manera importante el
crecimiento económico de Japón. El resto es historia.
En este momento probablemente te estés
preguntando: ¿Y esta historia qué tiene que ver con mi empresa?
Pues mucho y a continuación te explico por
qué.
Si tienes una empresa, probablemente tengas
el deseo de que el 2022 sea un año espectacular para tu negocio. ¿Cierto?
Todas las empresas necesitan crecer. Si una
empresa no está creciendo, entonces se está muriendo. Para crecer, los líderes
de las empresas necesitan tomar decisiones relevantes y siempre una gran
decisión es darse la oportunidad de hacer ejercicios de planeación que ayuden a
trazar una visión clara de las metas que se desean alcanzar a corto, mediano y
largo plazo; y por supuesto, exige un ejercicio de reflexión para definir
objetivos SMART necesarios para alcanzar dichas metas.
¿Qué
tanto quieres que crezca tu empresa en 2022?
El Banco Mundial ha pronosticado para
México un crecimiento económico del 3% durante 2022. ¿Este porcentaje será
suficiente para definir la meta de crecimiento para tu empresa? Son varios los
factores que hay que considerar para definir metas de crecimiento en las
empresas, para nada se trata de un ejercicio fácil. ¿Cuáles de ellos son los
que tu vas a tomar en cuenta?
¿Debería o no existir una fuerte
correlación entre la definición de metas en tu empresa y el tamaño de tus
sueños como empresario?
En
1993, el entonces CEO de General Electric Jack Welch, inspirado en la historia
del Tren-Bala de Japón, solicitó a todas las divisiones de GE a que tuvieran un
“pensamiento Tren-Bala”, es decir, los retaba a que definieran objetivos de
mejora ambiciosos y sumamente retadores. Por ejemplo, la división que era
responsable de fabricar motores de avión, propuso reducir el número de defectos
en un 25%, lo cual era una meta que los gerentes sabían que podían alcanzar con
relativa facilidad. Cuando Jack Welch les lanzó el desafío de reducir el número
de defectos en un 70%, los líderes argumentaron que era un objetivo ridículo y
que era prácticamente imposible de conseguir.
Sin embargo, no tuvieron otra opción mas
que ponerse en acción. El equipo en conjunto se dio a la tarea de encontrar
áreas de oportunidad para corregir errores. Implementaron un programa de
reentrenamiento a su personal y fomentaron que cada funcionario se convirtiera
en un inspector de control de calidad en todo momento. Pasados 9 meses, el
número de defectos había disminuido un 50% pero aún estaban lejos de la meta.
El equipo de líderes tomó la decisión de contratar a personal con formaciones
especializadas y técnicas con el objetivo de tener un mayor entendimiento de
los procesos y aumentar la capacidad de detectar errores. Sin embargo, por
tratarse de mano de obra calificada, la oferta de candidatos era escasa. Así
que, adicional a las acciones tomadas, retaron la manera en que la fábrica
funcionaba y empoderaron a sus equipos para corregir errores en sus estaciones
de trabajo. Después de años de enfoque en la meta, en 1999 no sólo alcanzaron
la meta, sino que la superaron reportando una disminución en los defectos de un
75%.
El impacto de tener un “Pensamiento
Tren-Bala” en las empresas ayuda a que las personas realmente se enfoquen en
metas relevantes y puedan crear un ambiente retador que los coloque en
situaciones constantes de creatividad, innovación y productividad.
Un nuevo ciclo normalmente viene acompañado
de nuevos retos. Siempre será un buen momento para que como líder de tu
empresa, retes de manera agresiva objetivos de crecimiento que te permitan
seguir avanzando en tu recorrido hacia el éxito. Define metas agresivas
(Tren-Bala) y empodera a tu equipo para que en conjunto puedan lograr
resultados espectaculares.
Escrito por: Ignacio Ortiz | Socio Fundador
PEP LATAM |Coach de Negocios ActionCOACH | Director General Deskoti
Coachsulting México.
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